“Ese precioso y necesario don del sentido
común... es el menos común de los sentidos”
(Ramón Gómez de la Serna)
Cuando me invitan a desarrollar un
tema en algún espacio de comunicación, suelo hacer después alguna extensión para mi
blog, desarrollando el tema con más calma y sin las preocupaciones de la
restricción del tiempo o del espacio que imponen los medios de comunicación, como la televisión, la radio o la prensa escrita.
Esta vez me tocó hablar de "el sentido común". Considero que el sentido común tiene que ver con una
inteligencia, con una capacidad, producto de la herencia y la experiencia, que nos faculta para encontrar respuestas
adecuadas a los diferentes retos adaptativos de la vida.
Desde el factor genético, algo hay o puede
haber de una suerte de talento; mientras que, desde lo social, influyen las
creencias y patrones culturales en los que uno se educó.
Desde el punto de vista de lo adaptativo
saludable, supone un manejo efectivo de la realidad compartida, a lo que se
agrega un juicio adecuado sobre dicha realidad, lo que otorgaría una dosis de
sentido a lo que entendemos de esa realidad.
El sentido común, si bien alude a un producto
del colectivo social (“común”), tiene posibilidades de una resultante propia o
subjetiva en la que la persona, sin perder el eje del sentido de realidad, se
permite reformular la lectura del colectivo de manera creativa. Es entonces cuando
entramos en el terreno del talento en el manejo del sentido común. Encontramos la genialidad
creativa, que a veces nos mueve a decirnos: “¡cómo no se me ocurrió!”, cuando
alguien nos propone alguna alternativa a lo común; y, es que entonces nos suele parecer que nosotros mismos podríamos haber llegado a dicha reformulación.
En la contraparte del talento en el uso del
sentido común, se encuentra, con lamentable frecuencia, una dificultad para
manejarse en tal sentido. La psicopatología muestra como punto de giro entre la
salud y la disfuncionalidad el manejo de la realidad o las distorsiones en el
juicio de la misma.
Cabe agregar que el sentido común se altera o
se llega a distorsionar en amplias variables, en casos de alteraciones del
ánimo. Una persona llena de furia puede acometer actos totalmente fuera del
sentido común… lo mismo que podría ocurrir en una exaltación enamorada
(enamoramiento).
Los casos extremos de estas circunstancias los
observamos en los fenómenos de masa, en especial en aquellos en los que un líder carismático puede inducir emociones y creencias que muestran una visión
parcial de las cosas, llegando a la anulación del sentido común, como suele
ocurrir con las guerras.
En el terreno de lo casero, muchas veces el
extremo otorgamiento de credibilidad a las prescripciones de la ciencia, puede perturbar el natural encuentro entre la madre y su bebé o inhibir su intuición,
base de la inteligencia emocional que hereda de la milenaria sabiduría de la
naturaleza y que sólo requiere dejarla fluir.
1 comentario:
Muy cierto tenemos ejemplos actuales de la inhibición del sentido común, cómo es el caso del Chavismo donde un pueblo se deja manipular cómo seres adormecidos.
Me gustan sus artículos, tienen sentido, y despiertan los sentidos.
Saludos
María Cecilia.
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